En carne propia!
He comprendido y vivido en carne propia la soledad que vive el enfermo con su enfermedad. Puedes estar muy atendido médicamente hablando, con millones de remedios que te ayudan o que tienes las esperanzas puestas en que te harán bien. Conseguir visita con los especialistas más avanzados y especializados posible. Opiniones, consejos e ideas con las mejores intenciones…. Puedes tener a todos los familiares y amigos posibles a tu alrededor; el marido más solícito, los hijos más atentos, vecinos admirables y amigos entrañables…. Pero en algún momento, muchas veces tarde que temprano, has de mirar cara a cara a tu enfermedad. Llegará ese momento en el que ya nadie se interpone y tú y solo tú puedes ver sus ojos, llamarla por su nombre y decirle: “……., aquí estoy”. Aquel día comenzó mi mejora, el inicio de mi esperanza. Ya no correría más, no le escaparía al fantasma que en mi cabeza me mataba y destruía. Se acabaron esperar milagros externos, soluciones mágicas, compañías que t...